El Estado Islámico ha reclamado para sí, con orgullo parece ser, la responsabilidad por la autoría de los atentados de anoche en Paris.
Anteriormente, cuando ocurrió lo de CharlieHebdo ya escribí sobre aquel atentado. Mi pensar acerca del tema no ha cambiado. Parece ser que mi lenta recuperación del derrame cerebral que sufrí no ha nublado mi visión. Sin embargo mi sorpresa sí ha aumentado y mi hartazgo, como el de muchos supongo, también. Sigo pensando que no se debe de confundir la creencia en una religión o en otra con el fanatismo o la moderación. Fanáticos los hay de todos los colores, moderados también.
Esta vez, aun más que después de lo de Charlie Hebdo, muchos musulmanes han salido a condenar lo que ha ocurrido. Han tenido el coraje de decir lo que piensan, condenar la barbarie y arriesgarse a no ser entendidos ni por unos ni por otros. Ni por los Fanáticos de su religión, ni los de la otra religión. Como ya dije aquí, lo que ha de oponerse no son religiones sino actitudes.
Sí veo cada vez más separación entre “bandos”. Veo que cada vez es más ancha la brecha. En el Oeste se ha avanzado y se sigue avanzando, al no tener miedo al cambio. Por saber afrontar con valentía cada situación y saber enfrentarse y luchar por el futuro. Trabajar y valorar la libertad. Qué triste recuerdo para este fabuloso año del 800 aniversario de la firma del “Magna Carta”, texto que sentó las bases de futuras constituciones. Se firmó en Runnymede, mi tierra, donde el Rey Juan concedió a los barones derechos que hasta entonces no tuvieron. Se incluye en ese texto una referencia a esa libertad.
https://es.wikipedia.org/wiki/Carta_Magna
Esta valentía a la hora de afrontar el cambio, valentía para soportarlo, valentía para llevarlo a cabo, atreverse a afrontar lo desconocido; esto es lo que ha hecho grande al mundo occidental y lo que frena a aquellos que aún viven como hace 800 años. No se puede impedir el progreso de los que desean progresar. Lo más grande es la libertad, que a cada uno nos posibilita hacer lo que queramos, sin dañar a un tercero por supuesto, y sin imponer nuestro criterio sobre el de los demás. En occidente vivimos la democracia. Es un sistema que encaja con nosotros, con nuestra manera de ver la vida. No debemos de imponer nuestra visión sobre la de los demás pero tampoco aceptemos que se nos obligue a pensar como otros quieren. Nosotros fuimos capaces de sacudirnos las ataduras de la Inquisición y no por ello dejar de creer en Dios, pero libremente. Otros deberán, si desean progresar, sacudirse sus propios demonios porque desde fuera no aceptan ayuda para ello. Creo que nunca lo aceptarán.
Yolanda Canales