Carpe Diem

La primera vez que escuché esas palabras y que realmente me llamaron la atención fue en la película Poseidón. Recuerdo que uno de los protagonistas se iba a suicidar y en el momento que se iba a lanzar por la borda se enfrentó con una ola gigante que se le acercaba y que fue la que finalmente volcó el transatlántico. Le cambió la vida. Era un barco de lujo en el que iban unos pasajeros a celebrar el Año Nuevo y además de ser la típica película de desastres, tenía de fondo un mensaje que a mí ya por aquel entonces me llamó mucho la atención y ahora la tengo muy presente. Carpe Diem. Se suele traducir como “vive el momento”. En realidad es “agarra el momento y vívelo”. “sieze the moment” se traduce al inglés. Toma el momento y exprímele el jugo. No sé si es así pero yo así lo entiendo. Yo así hago ahora. Hago todo lo que puedo por no desaprovechar ni un solo segundo de mi vida.

Creo que tenemos que tocar fondo. Es lo que se suele decir. Tocar fondo puede ser de muchas maneras. Podemos tocar fondo porque nuestra vida, por propio comportamiento, nos lleve a un punto que supone ese fondo. Lo típico en lo que solemos pensar es una mala racha, una adicción… pero yo he llegado a pensar ahora, por lo que he pasado que también el hecho de haberme visto “en el quicio” como a mí me gusta decir, me ha dado otra perspectiva de la vida. Yo “toqué fondo” cuando estuve a punto de partir. Por eso ahora cualquier cosa me ilusiona, y me paso el día riendo. Ya me reía antes, ahora más. El mero hecho de estar viva es grande. Es tal mi situación de gozo que he llegado hasta agradecer esto que me ha pasado porque me ha cambiado la perspectiva de tal forma.

Haré, como dice alguno, por dotar a cada momento de lo mejor que pueda para, así, esperar siempre un futuro mejor. Algunos a mi alrededor han dicho que no existe ni el pasado ni el futuro, sólo existe el presente, y por lo tanto hay que vivir siempre ese presente de la mejor manera posible. Yo antes era muy perfeccionista. Siempre lo he sido, pero ahora me doy cuenta de que lo que vivimos en todo momento, EN TODO MOMENTO, es el presente. Antes era muy dada a hacer planes, a planificar, ahora dejo que la vida me lleve. No voy a dejar de vivir por estar tan absorta en planificar lo que igual nunca vivo.

Yo, también, tuve un momento, cuando estaba en el Hospital Santa Clotilde de Santander, en el que me quería suicidar. Posiblemente sería por alguna medicación o simplemente porque mi cabeza, mi mente, no funcionaba de manera debida. ¡Qué terrible error hubiera sido ese de haberlo hecho! Como dijo el Hamlet de Shakespeare que dudaba si quitarse la vida o no. Ser o no ser. “To be or not to be” Pero piensa, que si en ese sueño, que es la muerte “but in that sleep of death, what dreams may come, when we have shuffled off this mortal coil” sueñe algo tan terrible cuando ya no pueda despertar.

Así que ahora aprovecho todo el tiempo que tengo, y por eso no me alcanza. Antes hacía mil cosas y me daba el tiempo. Ahora no hago nada y no es suficiente. Me gusta escribir por eso. Porque puedo dejar libre mi mente y dejarla flotar. Puedo decir todo lo que quiera y, siempre, por supuesto, que no ofenda a nadie, hablar, hablar y hablar. Aunque sea sobre nada en concreto, simplemente hablar…

Soy feliz ahora transmitiendo a otros mi alegría, no haciendo nada, sino simplemente siendo.

Yolanda Canales